Cómo usar la psicología para lograr poder político de ESKIBEL, DANIEL

En cualquier campaña electoral sólo hay un ganador. Algunos no alcanzarán la meta. Y de hecho todos hacen lo mejor que pueden; Se esfuerzan, invierten, sueñan, trabajan. Pero era inevitable: todos perderían menos uno. Y la pérdida duele. Duele mucho. La derrota es lo más temido por los candidatos y sus equipos de campaña. ¿A dónde fuimos? La pregunta saltó a la vista. ¿En los medios? ¿En alguna ciudad o distrito importante? ¿En alguna parte importante de la población? ¿En contacto persona a persona? ¿En las redes sociales? ¿En la carretera? Nada. Hemos perdido el cerebro del votante. Como el mito del Minotauro, la mente del votante es un oscuro laberinto. Los mensajes políticos se pierden en el laberinto. Las campañas más efectivas son aquellas que garantizan que su mensaje continúe y llegue a las urnas. El paso del cerebro que siente, analiza y decide a la mano que deposita la papeleta de votación. ¿Qué debe hacer una campaña electoral para lograrlo? Debería dar una señal al cerebro del votante. Señales que te orientan a votar. Básicamente hay siete señales brillantes que la campaña debería iluminar en la mente de los votantes. Este libro analiza cada uno de ellos. Colocar y pegar estos carteles en la mente de los electores no es un conjunto de acciones, sino una estructura, un sistema de trabajo, una manera precisa de organizar una campaña electoral. En este esquema, la psicología política es el veneno de Ariadna.