El resplandor de lo maravilloso de COLOMBRES, ADOLFO

Hay imágenes o sensaciones que en ocasiones crean un estado transitorio de fascinación, un desbordamiento más allá de lo que percibimos a través de los sentidos. Son momentos breves, parecidos a un milagro, de los que no queremos irnos y no queremos ser intelectualizados, sino que nos permiten ver las verdades más profundas. Ese efecto que el arte y la magia saben cómo somos, cuya irradiación depende del nivel de sensibilidad del individuo que lo experimenta, pero también de la imaginación de la cultura a la que pertenece, es la luz del asombro. Este ensayo de antropología simbólica examina las oscilaciones que se producen entre lo real, lo concreto, lo positivo y el territorio de lo sagrado y lo suprasensible. En un mundo desilusionado con el racionalismo y el positivismo occidentales, Adolfo Colombres pensó en esta experiencia como un eje a través del cual era posible recuperar la conversión. La Ilustración apela a la razón para liberar al hombre de la opresión, pero también para liberarlo de la magia, que llama superstición a los complejos universos simbólicos que significan, que da cuenta del origen de los seres y de las cosas, sin significado no hay cultura. Por tanto, su filosofía se convirtió en un poderoso instrumento para dominar a los pueblos que privilegiaban el camino simbólico sobre el racional. Pero ninguna lógica funciona en el vacío, sino en escalas de valores específicas, que determinan la racionalidad o irracionalidad de las acciones. En otras palabras, cada cultura tiene su propia racionalidad, que generalmente busca realzar, y no tapar, el contenido de lo extraño, coloreado por las luces del mito y el arte. La luz del cese extraordinario de diversas obras que evocan esta experiencia: arte, magia, música, mito, danza, sexo, sustancias alucinógenas, etc. Examina su lugar en culturas de diferentes épocas y regiones geográficas, incorporando en su reflexión observaciones de antropólogos, filósofos y escritores.